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Breve manual de supervivencia

 Cada día que comienza con una despedida; cada vez que nos separamos por esos interminables instantes que se suceden uno tras otro sin la presencia de esa persona que nos llena de felicidad con su sola compañía, se instala un pensamiento en mi mente, una idea constante y recurrente que me vuelve a tu recuerdo y me hace revivir con amor los últimos segundos que disfruto de tomar tu mano y besar tu boca en el momento previo de la despedida.  Esos pensamientos tienen la magia de curar heridas y de reducir el tiempo que nos separa; cada que vuelvo a tu bella imagen que sonríe y se alegra de tomarme de la mano, mis ilusiones vuelan y llegan a ti cargadas de energía y de amor, como ondas que se propagan por un lago en calma, como un dominó en caída después de que se empuja la primera ficha; una reacción en cadena que comienza con las letras de tu nombre y termina en la comisura de tus labios, tomado de tu mano y abrazado a tu cintura.  Es la forma natural que mi corazón construye una ruta pa

el sabor de los recuerdos

Hoy, escuchando una de las canciones que le han dado forma al amor que cada día crece y se construye entre estas dos almas que se observan y se cuidan. Tuve una sensación, un grato pero muy particular recuerdo adquirió cuerpo en mis papilas gustativas y un aroma extraño volvió a mi mente, viajé a un momento no muy lejano en el que las cosas eran iguales pero diferentes; en el que las maravillas de conocernos cada vez mas, alimentaban un rimo creciente en nuestros corazones. Un sabor presente y familiar a tu hogar, a tus cobijas, tus aromas y tu presencia; a tu compañía en una cama que antes sólo tenía espacio para una persona, el sabor a un desayuno compartido que antes no tenía fin ni justificación; al sonido de tus pasos acercándose a mi, y la sensación de unos brazos y unos labios increíblemente preciados sobre mi piel. Puedo decir que volver a esos recuerdos me conmovió el alma, mi corazón se sintió distinto y por un instante me encontré frente a mi: sonriente, deseoso e ilusionado

pasividad

Es esa sensación que me transmite sostener tus manos mientras miro tus ojos que me bañan bellamente con su luz; la sensación que me recorre el cuerpo sintiendo como la firmeza de tu temperamento hormiguea por debajo de la suave y tersa piel que te recubre, debo decir que sentir la fuerza de tu genio me alegra, me motiva, me hace desear cada minuta honrar la fortuna de darte mis manos para que las uses como a bien consideres, para acariciar, para sostener e inclusive para enjugar las lágrimas que a veces brotan de tus ojos.  Debo decir que aún sintiendo la pasividad de tu alma que me envuelve en la sensación mas pura e increíble que me ha bañado, no dejo de pensar que uno de los fines de mi vida es honrar el regalo del cielo que llegó para acompañarme en este camino; que, sintiéndome como el mejor presente del universo, me envuelvo de la forma mas bella para ser perfecto a tus ojos; que notes cuando siendo un ser débil puedo ser el mas fuerte, y teniendo errores y defectos me prometo fi

una vez más.

El amor definitivamente es más que un sentimiento. Desde los primeros momentos a tu lado, decidimos coincidir en qué el amor lleva en si mismo una decisión que a fin de cuentas es lo más importante, y la fidelidad, como uno de los valores más preciados de una relación, es en si, aceptar y respetar sobre todas las cosas, la decisión tomada.  Este tiempo de aprendizaje constante, de ese deseo incontenible y firme de estar a tu lado; disfrutar lo que disfrutas; amar lo que amas y soñar lo que sueñas, me ha hecho darme cuenta que a tu lado no me permito dudar ni un segundo de mi decision, porque casa vez que miro tu rostro, y cada vez que la luz de tu sonrisa me baña, vuelvo y recuerdo las letras de nuestra canción, esa intención firme de elegirte nuevamente cada día, y entregarte lo más puro de mi ser, todo mi esfuerzo con errores y fracasos, con lágrimas y risas.  Definitivamente amo cada segundo que se suma a esta historia increíble que se reinventa con cada risa y cada chiste, que arde

La fortuna

He dicho en incontables ocasiones que la fortuna nos sonríe, porque la probabilidad de que las cosas ocurrieran de la forma que vienen ocurriendo es infinitesimal, lograr que tal cantidad de variables concilien para ocasionar una cadena tan perfecta de acontecimientos, requiere la mano de un ser divino que no sabemos cómo llamar.  Se ha vuelto casi una frase de cajón darle poder al destino sobre las decisiones que tomamos cada día y que nos pusieron donde estamos ahora, decisiones que, dulces o amargas, enrevesadas o sencillas definieron el momento justo en que mis manos y mi mente se alinean para escribir esto. Ha transcurrido un tiempo ya, han ocurrido un montón de cosas que a fin de cuentas han fortalecido la idea de considerar que esta unión es la ocurrencia de una casualidad perfecta y afortunada que nos hace derramar suspiros por donde vamos y nos hace iluminar las sombras que se levantan desde nuestros pies cuando la tarde desde el horizonte acalora nuestras mejillas de rostros

tiempo después.

Me han dicho que con el paso de los días las palabras se comenzarían a agotar; sin embargo parece que por el contrario, la hermosa fortuna de ver tu sonrisa al despertar es suficiente inspiración para que las ideas fluyan en pos de arrancarte un suspiro seguido de esa bella expresión que me revela la alegría de los momentos que compartimos.  En cada abrazo, de los que tanto añoramos al despedirnos en la mañana y tanto disfrutamos al reencontrarnos cada tarde, nos repetimos constantemente cuanto importamos el uno al otro, porque podemos vaciarnos los bolsillos sólo para que el otro esté mejor y aún así morirnos de risa porque esta vida nos ha premiado con la presencia que nos hace brillar cada día mas; con esa persona perfecta que parece confeccionada a la medida de la sonrisa del otro, hechos para ocupar el preciso espacio que forman los brazos cuando se entrelazan, o experimentar la dulzura inigualable de los besos que surgieron exclusivamente para ese ser especial. En estos días de t

la Fuerza

Te vi, te observé y supe de primera mano que tu mirada no sería la de una criatura indefensa sino la de la leona que acecha sin descanso a su presa; y pensarás que el carácter de una mujer se define con las clásicas palabras del hombre que, muerto de miedo, huye de la grandeza de una mujer inigualable, con las típicas palabras de desprecio que el autodenominado macho se refiere a las damas cuyo linaje supera su baja ralea, que pretende, con pobres argucias disminuir el poder que cada una tiene en sus manos; mi definición de ti no puede distar mas allá de eso, porque todo lo que debo a tu temperamento se resume en admiración constante.  Hoy debo agradecer a la fortuna que me sonrió al mostrarme tu rostro y darme la oportunidad de compartir con una persona ejemplar, cuya fuerza y carácter representa la imagen viva de la mujer que tiene la virtud de transformar a su paso; y no porque mi amor por ti cada día es mas grande, sino porque de tu mano guía, he aprendido a verme distinto. Juego a

El Regalo.

Hoy, al calor de tu abrazo que me inspira, quiero dedicar el tiempo preciso y justo para honrar los días que con tanta intensidad se han iluminado con tu compañía.  Hoy, al despuntar el alba, tu frente a mi, con esa sonrisa en los labios y el temblor de emoción que me embarga, cuando tus manos acarician las mías y tus ojos brillan como llenos de la magia que anima la vida, quiero darte mi más preciado tesoro, la mayor fortuna que posee el ser humano y que, gracias a la luz divina que proviene de tu bella existencia, esa que me atraviesa y con calidas manos abraza mi corazón otorgándole el don del latido, parece, contra toda naturaleza, inagotable. Cuando le robo instantes al crudo dueño del destino que nos acerca cada momento a la muerte, le dedico en tono triunfal esa victoria a tu compañía, porque alargar las horas para, al final orgulloso, poder verte me hace un viajero; un aventurero saltando de minuto en minuto para, al son de las taimadas manecillas, engañarnos y disfrutar la dul

Sabes...

Sabes.... Te quiero Te quiero una y mil veces, te quiero cada que a brincos tu nombre asalta mi mente en forma de pensamiento; cuando tercas mis ideas deletrean las letras que componen tus sonrisas, y mis sueños me susurran a los oídos el recuerdo de tu voz; cuando mi corazón interpreta la melodía de tu andar, y su pulso se acelera a la velocidad de la luz para así alcanzar tu alegría y entre la felicidad descubrir el brillo armonioso de tu alma. Te adoro cuando tu sonrisa ilumina mi interior y descubre las locuras que se transforman en fantasías y sueños que añoramos vivir y disfrutar juntos, cuando mis manos deseosas de tu calor se proyectan a tu figura para acariciar la esencia dulce y placentera de tu maravillosa silueta. Cuando en tu compañía, el miedo y el pesar desaparecen, y se erigen firmes e indestructibles las columnas robustas y persistentes de una relación sin precedentes, lo sé porque algo es diferente, porque la vida cambia de color y su tono gris se colorea

La razón.

La razón. Cada que he escrito,  mis sentimientos queden plasmados sin que pueda saberse qué es el  autor quien los siente; en esas historias, un ser humano cualquiera vive, llora, se inspira,  ríe, suspira, sonríe, preso en un mundo limitado por una letra mayúscula y un punto final; un origami de ideas finamente acomodadas para unos pocos  que ocasionalmente leen estas líneas; silenciosas, ellas quieren iluminar la mente en brillantes y poderosos pensamientos increíbles definidos por la perfección y la capacidad de maravillar y conmover fuertemente en nuevas historias que se dibujen en el telón de fondo de la imaginación, en formas y colores alineados para darle razón de ser a un nuevo pensamiento.  Fue entonces cuando decidí escribir de nuevo, concentrar mi energía en sorprender con luminosas frases a un ser que, más allá de cualquier razón y posibilidad hoy me llena de orgullo y admiración, un ser cuya belleza deslumbró mis ojos, y sus virtudes tocaron radiantemente mi alma. Nació es

Te quiero.

Esas palabras surgidas en el momento justo, cuando los labios ardientes, con intención de posarse en los otros que tienen enfrente, se relajan y forman figuras gráciles que coinciden con la constante cadencia del aire que sale bajo un sutil control, esa esencia vital, soplo de vida que anima un sentimiento que se apresuraba a formarse entre las cejas de cada uno; coincidió el momento, ella lo dijo sin pensarlo, y él lo pensaba intensamente aunque no lo dijo.  Con ello surgió, de un latir fuerte y constante, el hilo de una historia que los ha conmovido y ha removido sus miedos; de ese denso pasado lleno de heridas y de luchas brotó nuevamente la luz que ilumina sus rostros en constante sonrisa, en constante admiración; una admiración que le da vida a los personajes en la historia que, muy profundo en sus mentes, va tomando forma, se colorea de ideas, ilusiones y fantasías.  Mientras sus labios se acariciaban y sus mentes se conectaron en un abrazo movido por el sentimiento, sus manos se

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