La razón.
La razón. Cada que he escrito, mis sentimientos queden plasmados sin que pueda saberse qué es el autor quien los siente; en esas historias, un ser humano cualquiera vive, llora, se inspira, ríe, suspira, sonríe, preso en un mundo limitado por una letra mayúscula y un punto final; un origami de ideas finamente acomodadas para unos pocos que ocasionalmente leen estas líneas; silenciosas, ellas quieren iluminar la mente en brillantes y poderosos pensamientos increíbles definidos por la perfección y la capacidad de maravillar y conmover fuertemente en nuevas historias que se dibujen en el telón de fondo de la imaginación, en formas y colores alineados para darle razón de ser a un nuevo pensamiento. Fue entonces cuando decidí escribir de nuevo, concentrar mi energía en sorprender con luminosas frases a un ser que, más allá de cualquier razón y posibilidad hoy me llena de orgullo y admiración, un ser cuya belleza deslumbró mis ojos, y sus virtudes tocaron radiantemente mi alma. Nació es