Una nueva esperanza

Los pasos se hicieron largos, la distancia palidecía frente a su ímpetu, sus sombras se tambalearon juntas al ritmo silente de la cómplice compañía, el sonido de sus pisadas compusieron melodías de compleja armonía.

La armonía de la que les hablo va más allá de la correcta y anhelada sonoridad, parece que sus almas se conectaron, parece que el esquivo beso estuvo en la lengua de ambos a pesar de que no pudo huir de la prisión del miedo. Parece que el tierno abrazo que marcó el final y la luz que se reflejó en sus rostros fue la antesala de lo grandioso, lo inimaginable, lo que sueñan los sueños cuando esperanzados enaltecen sus anhelos para que la fuerza más allá de todo entone una sinfonía en su nombre.

Las coincidencias no existen, dijeron sus labios carnosos, todo pasa por algo, respondieron sus ojos brillantes y presurosos. La esperanza crece en sus interiores como rumores, ensanchándose cómo la ola impulsada por los vientos alisios; crece y retumba, se sincroniza al ritmo de los pasos, que lentos y seguros se acompañaron al final de la noche.

Solo, sincero, desnudo, eleva su plegaria al poder sobre el poder, para que en su tiempo libre dedique ánimo a lograr que los anhelos y las melodías suenen juntas al ritmo de un mismo latido. Tranquilo y eterno.

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